Cómo trabajar la gratitud desde la Abundancia y no de la Carencia en nuestros hijos
Escrita por: Arnaldo Canales Benítez
Experto en Educación Emocional e impulsor de la Ley de Educación Emocional en Chile y Latinoamérica.
Magister en Educación emocional y Máster en neurociencia aplicada.
Quién no ha escuchado decir “agradece que tienes zapatos, en mis tiempos cuando era pequeño no tenía nada y con suerte comíamos”. Otro ejemplo podría ser “cómete toda la comida, que hay niños que no tienen que comer”, “eres un mal pobre”, “tienes donde dormir y una cama, hay niños que duermen debajo de un puente”. Los ejemplos podrían seguir y son muchos.
Yo siempre deslindo la responsabilidad consciente de nuestros padres y en uno mismo, porque estos errores no son intencionados, pero afectan e influyen en nuestros hijos o estudiantes.
En ese aspecto, es común todavía ver que los padres utilicen estos ejemplos de personas o niños que tienen menos que ellos, para inculcar en sus hijos la importancia de agradecer y valorar lo que tienen.
Desde esa lógica, estaría perfecto. Pero la realidad es otra, y yo como papá lo hice muy mal. Es más, mientras hacía esta columna, le dije a mi hija si yo había dicho algunas de estas frases, y me dijo que sí, ¿y que buscaba con esto hija?, le pregunté. Ella me respondió muy segura “Que fuésemos agradecidos”. Le dije que estaba en lo correcto, pero le di una vuelta a esa reflexión y le dije que, si esas frases la hacían sentirse mal y me dijo que sí, que la hacían sentir culpable, que muchas veces se sentía mal por otros y ella no podía hacer nada. Incluso hace muchos años mi hijo Agustín tenía 6 o 7 años y lloraba a mares porque los niños en África no tenían agua, había visto un documental que lo dejó muy mal. Y esos ejemplos hoy día los refloto y traigo a la reflexión. Pues si bien es una estrategia que puede ser efectiva, también es importante tener cuidado de no caer en la comparación constante y la culpa innecesaria en nuestros hijos.
¿Y qué hacemos? Simple (no significa que sea fácil): En lugar de enfocarse en la carencia de otros, verlo desde la abundancia. En este aspecto es útil recordar que la gratitud es un sentimiento que surge de la conciencia de lo que tenemos, no de la comparación con lo que otros no tienen. Agradecer desde la abundancia significa reconocer lo que tenemos y valorarlo sin menospreciar las experiencias de los demás.
Es importante que enseñemos a nuestros hijos a ser agradecidos y valorar lo que tienen, pero también es importante que les enseñemos a ser compasivos y solidarios con los demás. Podemos ayudarles a reflexionar sobre cómo pueden compartir lo que tienen para ayudar a quienes tienen menos.
En resumen, la enseñanza de la gratitud debe ser una práctica positiva que nos permita apreciar lo que tenemos y al mismo tiempo ser conscientes de las necesidades de los demás. Debemos ser agradecidos por lo que tenemos, pero también debemos ser compasivos y solidarios con los demás y esa reflexión es vital, desde ahí que hoy siento que la tarea más urgente es cómo logramos mejores hijos para el mundo, entendiendo que la compasión amorosa, es mi genuina intención de aliviar el dolor de otro ser humano. Tal como lo abordo en mi libro Emociones Morales “El corazón de la Educación Emocional”
¿Cómo podemos trabajar la gratitud con nuestros hijos?
Hacer una lista de las cosas por las que estás agradecido y armarla con tu hijo, como una lluvia de ideas y en lugar de enfocarte en lo que no tienes, toma un momento para reflexionar sobre las cosas positivas que sí tienes en tu vida y compártelas en familia o como ejercicio en la escuela en el caso de los profesores. Anota en una lista todo lo que te hace sentir agradecido y valora cada uno de ellos.
Otra forma es una práctica diaria de agradecimiento. Dedica unos minutos al día para reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido. Esto puede ser a través de una oración, meditación o simplemente tomando unos minutos para pensar en lo que tienes. En mi caso, tengo un pepe grillo que cada noche no me deja dormir si no me hablo con Dios y doy gracias por el día y todo lo bello que viví, ojo no es que a uno le pasen solo cosas buenas, pero es la mirada optimista de las cosas, yo siempre digo “Hasta de la basura se saca abono” eso se entrena.
Así que un esfuerzo consciente por reconocer las cosas positivas. A menudo nos enfocamos en las cosas negativas que suceden en nuestra vida y nos olvidamos de las cosas buenas. Haz un esfuerzo por reconocer las cosas positivas que suceden en tu vida y agradecer por ellas.
Otro aspecto es practicar la generosidad. Una forma efectiva de agradecer por lo que tienes es compartirlo con los demás. Haz un esfuerzo por ser generoso y compartir lo que tienes con aquellos que lo necesitan.
Recuerda que la gratitud no es un concurso. Evita compararte con los demás y enfocarte en lo que no tienes. En su lugar, céntrate en lo que tienes y aprecia las cosas buenas en tu vida.
Recuerda además que la gratitud es una práctica diaria que requiere esfuerzo y compromiso. Si practicas la gratitud desde la abundancia, encontrarás que tu vida se llenará de más alegría y satisfacción y si lo entrenas con tu hijo, estarán dejando un mejor hijo para el mundo.
Así que cambia tus frases y ponlas en prácticas. La carencia por la abundancia.
Te dejo algunos ejemplos:
- “Estoy agradecido por tener una familia amorosa y saludable.”
- “Aprecio la oportunidad de trabajar y proveer para mi familia.”
- “Estoy agradecido por tener un hogar seguro y cómodo donde vivir.”
- “Me siento bendecido por tener amigos y familiares que me apoyan y me hacen feliz.”
- “Agradezco tener un trabajo que me permite crecer y aprender cosas nuevas todos los días.”
- “Estoy agradecido por poder disfrutar de pequeños momentos de felicidad en mi vida cotidiana.”
- “Aprecio tener la oportunidad de viajar y explorar el mundo con mi familia.”
- “Me siento agradecido por tener la salud y la energía para hacer las cosas que me gustan.”
- “Estoy agradecido por tener la libertad de elegir mi camino y tomar decisiones importantes en mi vida.”
- “Agradezco por tener una vida llena de amor, risas y buenos recuerdos con mi familia.”
Recuerda que “los niños son un libro en blanco” como una vez me dijo Hugo Tapia (Padre) cuando yo tenía 16 años, y era un viejo lobo como le decían a los de más experiencias en los Scout del San Agustín donde yo recién me iniciaba como dirigente de niños. Esa frase nunca se me olvidó. Y se refiere a la idea de que los niños nacen con una mente vacía, sin prejuicios ni experiencias previas que los limiten en su aprendizaje y su desarrollo. La metáfora se refiere a la idea de que la mente de un niño es como un libro en blanco, listo para ser escrito con experiencias y conocimientos a lo largo de su vida, por eso debemos tener cuidado con lo que escribimos en ellos.
Los niños tienen la capacidad de aprender y absorber información de manera rápida y eficiente, lo que los convierte en excelentes estudiantes y exploradores del mundo que les rodea. Durante sus primeros años de vida, los niños aprenden a través de sus sentidos, explorando y experimentando, eso que hoy se escucha decir como “El aprender haciendo” que tiene más de 100 años de historia y que nació desde el Scoutismo.